En el momento de la predicación de Santo Domingo en el Reino de Aragón, había una virgen,
llamada Alejandra, que durante muchos años ya había escrito su nombre en el Libro de la Cofradía
del Rosario, pero recitaba el Rosario muy raramente, siendo mas seducida por diversas vanidades. Y
de hecho, perdía toda la mañana para hacerse hermosa, buscaba la amistad de los más gordos, y
había seducido a muchos de ellos, engañándolos. Por ella, se llevaron a cabo muchos duelos y
asesinatos. Cuando un hombre, que la deseaba como su esposa, apoyó públicamente un duelo
valiente por ella, que estaba presente, y habiendo comenzado la lucha, con su lanza se arrojó a las
otras lanzas, y con rapidez les echaba del caballo, y con el deseo de convertirse en su novio llevándola
como esposa, derrotó a los otros competidores; y él, una vez que venció a los demás competidores, se
convirtió en el ganador. Al final, después de derrotar a todos, con orgullo llamó a Alejandra:
"A pesar que sean tantos, por tu bien ganaré tu mano, ¡no lo dudes!".
Todavía no había terminado de hablar cuando de repente uno de los contendientes se puso delante de
él y lo desafió a un duelo ya que él también deseaba Alejandra. Y él dijo:
"Coraje, si eres un hombre, compites conmigo."
Corrieron juntos, y con un golpe mutuo de lanza, ambos cayeron. Y, vomitando sangre de los
pulmones, ambos blasfemando ferozmente, los infelices exhalaron su espíritu. Había familiares y
amigos presentes por parte de ambos muertos, que, conmocionados por el espectáculo atroz y la
terrible muerte de ambos, se enfurecieron tanto con Alejandra, que habiendo tomado las armas, y
dirigiéndose hacia ella, la agredieron, y arrojándose sobre ella con sus espadas, la mataron, Ni
mejor destino fue para los amigos que la acompañaban, la mayoría de los cuales también murieron.
A Alejandra la dieron por muerta ya que habían sido muchos los golpes de la espada que la
habían perforado. Sin embargo ella todavía no había muerto y constantemente solicitaba en voz alta
un testigo presencial para confesar lo que le habían hecho. Sucedió entonces una cosa terrible.
Cuando los asesinos salieron a la luz y oyeron que ella estaba pidiendo un Confesor, para que
Alejandra no los acusara, le cortaron la cabeza y la arrojaron a un pozo lleno de barro.
Santo Domingo, que entonces estaba en Oxonia, por revelación, se enteró de como el hecho
había tenido lugar.
“Pero no de inmediato sino después de 150 días envié a Domingo, Mi Esposo Querido -dijo la Virgen
Maria- en el lugar, donde yacía la cabeza de Alejandra”.
El discurso directo que se abre de repente, deja a Santo Domingo finalmente llegando a ese lugar,
llamó a Alejandra a la desembocadura del pozo e inmediatamente, su cabeza como si se hubiera
separado del cuerpo recientemente, emergió, frente a Santo Domingo, a la superficie del pozo , y ella
solicitó un sacerdote para que la confesara. Ella se confesó con Santo Domingo, y con gran devoción,
recibió la Santa Comunión y fue ungida con la Santa Unción Extrema.
"Inmediatamente después, agradeció mucho a Santo Domingo y le dijo que ciertamente habría sido
condenada si no se hubiera salvado por los Méritos de la Cofradia de Mi Rosario".
También añadió que, dado que innumerables demonios habrían querido secuestrar su alma, María
Bendita, que siempre la asistió, la había rescatado y claro, cómo las historias de Santo Domingo son
revelaciones que María hizo al Beato Alano y que permanecieron entre sus notas, luego de
reorganizadas a su muerte.
Y también dijo que, por haber hecho condenar a los contendientes asesinados, durante
doscientos años tuvo que estar entre los dolores del Purgatorio, y por la vanidad en aparecer, con la
que había hecho pecar a innumerables personas, tuvo que servir otros quinientos años, entre los
castigos más duros del Purgatorio. Ella, sin embargo, confió en gran medida en la ayuda de los
Cofrades del Salterio, para ser pronto liberada. Así, en un cementerio, la cabeza fue enterrada con
honor por una multitud de personas afables, muchos de los cuales, muy piadosamente decidieron
entrar en la Cofradia del Rosario. De hecho, muchos habían oído hablar de la cabeza cortada de
Alejandra. De hecho permaneció viva casi dos días continuos, después de la confesión hecha
por Santo Domingo, a la alabanza de Mi Cofradia, y para completar algunos Rosarios, que Santo
Domingo había dado como penitencia a mi prisionera.
Después de 150 días, Alejandra se apareció a Santo Domingo. Ella brillaba como una estrella y le dijo
tres cosas: en primer lugar, que ella había sido enviada por todos los fieles fallecidos, para decirle,
que todos los fieles fallecidos le suplicaban que predicara el Rosario y la Cofradia del Rosario de la
Virgen María, y que sus amigos vivos y familiares de la Cofradia estaban seguros de que los difuntos
con sus oraciones podían aumentar sus méritos, así como los vivos con sus oraciones de sufragio,
podrían concederles misericordia; y prometió devolver mil veces más, la recompensa en la gloria.
Entonces, ella agradeció a Santo Domingo por su liberación. Al final, dijo que los Angeles y los
Santos se regocijan con la Cofradia del Rosario, y que los Angeles y los Santos habían elegido a los
Rosariantes de María, y los preferían; y esto era posible, ya que Dios es sus Padre, y la Santísima
Virgen María, es su Madre. "Dijo estas cosas, desapareció, y guiado por mí, llegó a la Gloria."
(De los escritos del Beato Alano de Rupe: “El Santísimo Rosario: El salterio de Jesús y de María”.
(Libro 5).
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