GIOVANNI BATTISTA MONTINI (PABLO VI)


 

 

ERA HOMOSEXUAL
 

El testimonio de Robin Bryans, escritor irlandés, declaradamente homosexual, en su autobiografía de 1992, “The Dust Never Settles”, afirma que su amigo Hugh Montgomery le dijo que él y el joven Montini habían sido amantes, cuando él fue nombrado diplomático en el Vaticano. El escritor francés y ex Embajador, Roger Peyrefitte, homosexual confeso y defensor de los “derechos gay”, en 1976, en una entrevista a D.W. Gunn y J. Murat, representates de la “Gay Sunshine Press”, habló de la homosexualidad de Paulo VI quien, cuando era Arzobispo de Milán, iba a una casa apartada para reunirse con muchachos ad hoc. Esta entrevista fue recuperada y reproducida por la Revista Italiana “Tempo” de Roma.

Atila Sinke Guimarâes, en su obra: “Vaticano II, Homosexualidad y Pedofilia”, habla de la homosexualidad de Paulo VI, citando a Franco Bellegrandi quien informa la acusación que, durante el período de Montini en Milán, “fue sorprendido por la Policia local” en una de las calles nocturnas de burdeles masculinos de la ciudad, que el Arzobispo frecuentaba.
 

Nunca presentó ninguna denuncia contra aquellos que afirmaban que cometía el pecado de la práctica de la sodomía. El escritor Franco Bellegrandi, en su libro: “Nichitaroncalli – contra-vida de un Papa” (Edizioni Internazionali di Letteratura e Scienze, Roma) escribe:
 

“Montini, se murmura en Roma y en toda Italia, que era homosexual”.
 

Está fuera de duda que la homosexualidad de Paulo VI fue instrumental en la curva paradigmática que vio el ascenso del “Colectivo Homosexual” en la Iglesia Católica de los Estados Unidos. El rol fue decisivo en la selección y ascenso de grado de muchos miembros homosexuales de la Jerarquía católica: Cardenal Joseph Bernardin, Cardenal Terence James Cooke, Cardenal John Wright ... 

Desde entonces los seminarios de todo el mundo se han infectado de un creciente número de seminaristas homosexuales y este ha sido uno de los motivos por los que muchos seminaristas que tal vez si tenían vocación, han abandonado el seminario. Muchos de los seminaristas homosexuales son ordenados y llegan a las parroquias, obispados e incluso al cardenalato. Este es el principal motivo por el que ha habido tantos casos de abusos sexuales en la iglesia en los últimos años. Un ejemplo lo tenemos en el Cardenal Mc Carrick, apodado como el mayor depredador sexual de toda la historia de la iglesia.
 

FUE JUDÍO.
 

Según la Halacha (la ley judía) un judio de nacimiento sigue siendo judío aunque haya abandonado su religión. Montini era judío y provenía de familia judía. A pesar de haber sido bautizado en la Fe católica, según la ley Halacha, continuó siendo judío.
 

En una reunión secreta, ocurrida en París en 1936, los miembros de la Logia Secreta judaica de los B’nai B’rith, entre otras cosas dijeron:
 

«Haced convertirse en Cardenales y Obispos a algunos de vuestros hijos, de modo que ellos destruyan la Iglesia Católica!»
 

En muchas partes y en muchas ocasiones, de manera objetiva, a veces violenta, se insinuó la idea que también Paulo VI – según expertos en heráldica y nobleza – habría sido un descendiente de judíos convertidos (entre las varias fuentes, citamos: Paul Scortesco, “L’Eglise condannée”, supl. de “Lumiere” nº 148, pp. 23 y ss.; León de Poncins, “Cristianismo y Francmasonería”, ed. de “El pensamiento francés”, Chiré, p. 272, nota 5); además, ¡El había sido “iniciado” en la Logia de los B’nai B’rith, y siempre ha tenido óptimas relaciones con francmasones y ambientes judíos!
 

(véase la “documentación” sobre el pensamiento y la “obra masónica” de Paulo VI en fuertes en la Fe”, números 46 y 47, año 1976, en los artículos de los Padres Simón y Guérard des Lauriers).
 

FUE COMUNISTA.
 

Pío XII define el Comunismo como “desgracia para la Humanidad” y establece que tiene como consecuencia la “excomunión” para todos los católicos que se declaran comunistas. Los padres de Montini dieron refugio en su hogar al terrorista comunista: "Leonardo Speziale" quien como el mismo cuenta en “Memorias de un minero”, le daban muy bien de comer. Esto es lo que también afirma Speciale en su libro: 

“La misma hospitalidad que me han dado los Montini, todos católicos, me parece muy significativa. No conozco qué lazos existieron entre ellos y la familia de Paulo VI, pero estoy seguro de que hubo relaciones de parentesco. Mamá y papá Montini supieron que yo era uno de los que pusieron las bombas en el cuartel de los nazifascistas – yo mismo se lo confesé en su casa – sin embargo, a pesar de la “bula” del obispo, me siguieron teniendo con ellos ofreciéndome hospitalidad, pero sobre todo solidaridad y afecto. Católicos eran también los componentes de la familia en cuyo taller, como ya he mencionado, se confeccionaban los artefactos que usábamos en los atentados”.
 

Pío XII, por sus años de devoto servicio a la Santa Sede, trató de recompensar a Mons. Montini y a Mons. Tardini con el Cardenalato, en un Consistorio secreto en 1952, pero ambos, respetuosamente, declinaron el honor. Eso significó que Montini no fuera miembro del Colegio de Cardenales y por lo tanto no pudiera ser considerado candidato al Papado en 1958, en el conclave que elegiría a Roncalli como Papa Juan XXIII.
 

La estima de Pío XII por Mons. Montini se derrumbó de un solo golpe, cuando el Pontífice leyó la prueba irrefutable de su traición contra su política anticomunista. El Coronel Arnould, Brigadier General de la Segunda División (el Servicio de Inteligencia francés) después de haber presentado la dimisión a la Segunda División, fue a Roma, llamado por Pío XII, quien le ofreció convertirse en Su agente personal. El Coronel aceptó el cargo y prestó juramento al Pontífice y comenzó con su nueva misión. A su regreso a Suecia, el Coronel Arnould recibió del arzobispo. Mons. Brilioth un sobre sellado, dirigido a Pío XII, con el especial pedido de ponerlo en sus manos, sin hacerlo conocer a ninguna otra persona en el Vaticano. Solo le dijo:
 

“Este sobre contiene la “PRUEBA” de las relaciones que el Vaticano tiene con los soviéticos”.
 

Vuelto a Roma, el Coronel entregó el sobre a Pío XII, que lo leyó en su presencia mientras se le blanqueaba el rostro.
 

Además de las pruebas que evidenciaban que Pablo VI colaboraba con la KGB Rusa, Pío XII había descubierto también que su Prosecretario de estado Mons. Montini “le había ocultado todos los despachos relativos al cisma de los obispos chinos” cuyo caso se estaba agravando. En un encuentro personal del Padre Luigi Villa con el General G. Leconte, de los Servicios Secretos Franceses, este le informó sobre el caso del alejamiento de Mons. Montini de la Secretaría de Estado por parte de Pío XII, porque realmente trabajaba para Rusia, sin conocimiento del Papa y, ¡por lo tanto, traicionándolo!
 

Al término del coloquio, el General le invitó a ver al Coronel Arnauld, quien le confirmó que Montini tenía oscuras relaciones, clandestinas, por propia iniciativa, con Rusia y ciertas otras Potencias del Este, por lo que Pío XII lo expulsó de la Secretaría de Estado. Sobre “las relaciones oscuras, clandestinas y por propia iniciativa”, de Mons. Montini, sin embargo, existe también la fuente del archivo del Card. Tisserant. Este era un archivo continuamente actualizado, conteniendo “documentos” de valor histórico y también de índole explosiva, entre ellos el “credo” marxista del ahora Mons. Battista Montini, quien, en 1945, estaba ligado por amistad con Palmiro Togliatti, Secretario del Partido Comunista italiano. Estaban también los “informes secretos” que fueron entregados a Pío XII por el Coronel Arnauld (...).
 

El dossier ad hoc está constituido, sobre todo, por “cartas” de Montini enviadas a la K.G.B. – la policía secreta Soviética – también los nombres y movimientos de sacerdotes – especialmente “jesuitas” – que ejercían clandestinamente el ministerio sacerdotal entre la gente oprimida y perseguida en los países comunistas. Pío XII no podía explicarse la causa del terrible drama de la sistemática desaparición de los sacerdotes enviados clandestinamente a Rusia, sino por la existencia de un “espía” escondido en el Vaticano. Entonces, destinó policías secretos, disfrazados de Monseñores, que descubrieron, en el acto de fotografiar “documentos secretos”, al jesuita Alighiero Tondi, uno del círculo de Montini, es más, su consejero especial. Interrogado, fue identificado como un agente de la K.G.B., instruido por Moscú, y que desde el Vaticano transmitía a su jefe en la U.R.S.S., los documentos que fotografiaba en los archivos vaticanos. De la cuidadosa investigación, resultó que era él quien pasaba a sus superiores soviéticos también la lista de los Obispos y Sacerdotes clandestinos enviados por Pío XII, quienes por esas delaciones, ¡eran arrestados, muertos o condenados a morir en el lager soviético! ¡Es un hecho, este, de gravedad extrema, tal vez única! Sin duda, un acto de asesinos! Pío XII, después de estas “revelaciones” tuvo un colapso y cayó en cama por muchos días. 

Sin embargo dispuso la inmediata expulsión de Montini del oficio que había equiparado a “Secretario de Estado”. Podemos decir claramente que el falso Papa Pablo VI, fue un "ASESINO DE CATÓLICOS". En ese mismo encuentro el General G. Leconte le mostro al Padre Luigi Villa un libro de Carlo Falcón, “Vue et entendu au Concile” (Visto y oído en el Concilio), editado antes que Montini se convirtiese en Papa, y me mostró un “pasaje” del libro, en la página 69, en el que se dice que un importante “33” de la Masonería aseguraba que también Montini estaba inscripto en una logia masónica.
 

Un “documento” extraído de los Archivos Nacionales de Washington, en el cual se prueba que el futuro Papa Paulo VI se reunía, secretamente, con el lider comunista italiano, Palmiro Togliatti, ya en julio de 1944. Fueron encuentros y conversaciones que ocurrieron siempre a espaldas de Pío XII, ya que el Papa era profundamente hostil a todo contacto con los marxistas. Según el diario "el Gazzettino" Montini fue “reclutado” por los “Servicios Secretos” de los Estados Unidos como “informador” privilegiado en el Vaticano, durante los años de la Segunda Guerra Mundial.
 

Durante su pontificado millones de católicos fueron torturados, encarcelados, esclavizados y asesinados en Rusia y China por profesar la Fe católica. Mientras que muchos valientes obispos y sacerdotes denunciaron públicamente esta sistemática persecución, Pablo VI siempre mantuvo silencio. Nunca condenó el genocidio de católicos llevado a cabo por los comunistas, ni siquiera durante el concilio vaticano II. Desde entonces hasta hoy, ningún Papa ha condenado el comunismo.
 

FUE NOMBRADO PAPA ILÍCITAMENTE
 

El 26 de octubre de 1958, los príncipes de la Iglesia eligieron al card. Giuseppe Siri de Génova como sucesor del Papa Pío XII. El nuevo Papa había aceptado el oficio convirtiéndose en el 262° Vicario de Cristo, informando a los cardenales que tomaba el nombre de Gregorio XVII. Como, de acuerdo con el Derecho Canónico, la forzada dimisión de un Papa, regularmente electo y que hubiera aceptado el oficio, es nula, Gregorio XVII continuó siendo el verdadero Vicario de Cristo hasta su muerte, ocurrida en 1989. ¿Con qué amenazas se obligó a dimitir al Papa Gregorio XVII? 

La versión oficiosa hablaba de la amenaza de muerte al card. Giuseppe Siri y del exterminio de toda su familia, pero la más eficaz fue la del exterminio de toda la parte superior de la Jerarquía eclesiástica. No se puede ignorar, tampoco que la elección al papado del Card. Montini fue debida a la intervención de algunos representantes de la Alta Masonería judía de los B’nai B’rith. Un escrito del Príncipe Scorteso, primo germano del Príncipe Borghese, Presidente del Cónclave que eligió a Montini como Supremo Pontífice, contiene las siguientes informaciones sobre el Cónclave del 21 de junio de 1963:
 

“Durante el Cónclave, un Cardenal salió de la Capilla Sixtina, se reunió con representantes de la B’nai B’rith, y les anunció la elección del Cardenal Siri. Ellos respondieron diciendo que las persecuciones contra la Iglesia se reanudarían inmediatamente. ¡Volviendo al Cónclave, lo eligieron a Montini!”.
 

En ese momento, existía la bomba atómica y sus efectos habían sido demostrados el 6 y el 9 de agosto de 1945 en Japón. Ya desde 1949, los poderes seculares intentaban intimidar al Papa Pío XII con la amenaza de una bomba nuclear sobre el Vaticano para forzar un cambio en la enseñanza de la Iglesia, que obstaculizaba la agenda del emergente gobierno mundial del Anticristo. Recordemos que Hiroshima y Nagasaki eran las ciudades con mayor número de católicos en Japón. El verdadero objetivo del gobierno masónico de EEUU fue el exterminio de católicos en Japón. Al igual que hicieron para lograr la elección de Juan XXIII, amenazaron al Cardenal Siri con matarle a él, a toda su familia y a todos los cardenales tradicionalistas y le aseguraron que se desencadenaría una guerra nuclear si aceptaba el cargo de Papa. 

El Cardenal Siri nunca renunció pero si estuvo de acuerdo en que se repita la votación. Una vez que el Card. Giuseppe Siri fue sustituido por el Card. Angelo Roncalli en la cátedra de Pedro, y luego de que las estructuras del Vaticano fueron puestas totalmente bajo los talones de las potencias mundiales masónicas, en sólo 48 horas los Estados Unidos y la Unión Soviética, al mismo tiempo, anunciaron la suspensión de sus respectivos programas nucleares.
 

Pablo VI, homilía, 29 de junio de 1972: 

“El humo de Satanás ha penetrado por una grieta en el Templo de Dios…”
 

Muchos creen que denunciaba la infiltración masónica en la iglesia pero no, anunciaba victorioso que por fin la masonería (el humo de satanás) gobernaba por mayoría absoluta en la iglesia católica.
 

FUE MIEMBRO DE LA MASONERÍA
 

El 12 de agosto de 1960, en su discurso, lo había dicho con más audacia: “La religión debe ser renovada”. 

Y en una carta sobre el Sillon, dijo: “no se trabaja para la Iglesia, se trabaja para la Humanidad”. El 13 de noviembre de 1964, Paulo VI¸ en presencia de 2000 Obispos, depuso definitivamente la Tiara sobre el altar. Este gesto significa su voluntad de no querer gobernar la iglesia nunca más. Este era el gran objetivo de la Revolución Francesa, cumplido por manos del que estaba sentado en la silla de Pedro; un resultado más importante que la decapitación de Luis XVI. ¿Por qué Paulo VI no condenó al masón jesuita y hereje Teillard de Chardin ya condenado por el Santo Oficio, el 30 de junio de 1962, y precedentemente afectado por las sanciones y restricciones de parte de la Santa Sede y de la Orden Jesuíta en 1926, 1927, 1933, 1939, 1948 y 1955?
 

Paulo VI, entonces, supo conducir con gran maestría al pueblo detrás de Su quimera política masónica. A la “Fe en Dios”, él la sustituyó por la “fe en el hombre”. En 1962, Paulo VI recibió en el Vaticano al Jefe de la Logia “P2”, Licio Gelli. En seguida, Paulo VI concedió a Gelli el nombramiento como Comendador: 

“Equitem Ordinis Sancti Silvestri Papae”.  

La Iglesia Católica siempre ha condenado a la “secta masónica”. Comenzó el Papa Clemente XII en 1738. Después de él, todos los Pontífices renovaron las condenas, las sanciones, las amonestaciones. Pero, no fue el caso de Pablo VI. El elogio fúnebre del Gran Maestro del Palacio Giustiniani, Giordano Gamberini, hecho en la “Revista Masónica”, concluye diciendo:
 

“...Este es el hombre que trabaja para nosotros. Por primera vez en la Historia, los masones podemos rendir homenaje al túmulo de un Papa, sin ambigüedad ni contradicciones”.
 

En una carta privada al conde León de Poncins, experto en cuestiones masónicas, se lee:
 

“Con Pío X y Pío XII, nosotros los francmasones pudimos hacer bien poco, pero con Paulo VI nosotros hemos vencido!”.
 

Un Jefe de la Masonería, el Sr. Marsaudon, en su libro: “El Ecumenismo visto por un francmasón de tradición”, hablando de Montini ha escrito: 

“Se puede hablar verdaderamente de Revolución, la cual, salida de nuestras logias masónicas, se extendió magníficamente hasta más allá de la Basílica de San Pedro”.
 

En efecto, la “Reforma litúrgica” fue prevista por el masón Roca en 1883. El había escrito: “En un Concilio Ecuménico (Vaticano II -ndr) la Iglesia sufrirá una transformación que la pondrá en armonía con el estado de la civilización moderna”.
 

Paulo VI elimina la “censura” a la Masonería permitiendo a masones tanto seculares como clericales formar parte de la iglesia católica. De esta forma contradijo a todos los papas anteriores y a más de 200 documentos condenando esta peligrosa sociedad secreta. Ante esta decisión de Pablo VI el Gran Maestre Lino Salvini, el 18 de marzo de 1978 en una entrevista dijo:
 

“¡Nuestras relaciones con el Vaticano son excelentes!”.
 

La Masonería, de hecho, penetró en la Iglesia de Paulo VI. Antes de recitar Su discurso humanista, Paulo VI entró en el “Meditation Room” (Sala de meditación), el santuario masónico, en cuyo centro hay “un altar para un Dios sin rostro”.
 

Durante su viaje a Tierra Santa, en 1964, en el Monte de los Olivos, ¡Paulo VI abrazó al Patriarca Ortodoxo Athenágoras I, masón del grado 33!
 

Desde este viaje a Tierra Santa, en 1964, Paulo VI comenzó a llevar el Ephod, la joya que el Pontífice Hebreo, Caifás, llevaba cuando condenó a muerte a Jesucristo, ¡porque se había declarado “Hijo de Dios”! El Ephod, entonces, asume el significado de la negación de la Divinidad de Jesucristo.
 

El 7 de diciembre de 1965, al cierre del Vaticano II, en la homilía dijo:
 

“...La religión del Dios que se hizo hombre, se encontró con la religión – ¡porque esto es! –del hombre que se hace Dios...”.
 

También dijo:

“El hombre se nos revela gigante. Se nos revela divino. Se nos revela divino no en sí, sino en su principio y en su destino. ¡Honor al hombre, honor a su dignidad dignidad, a su espíritu, a su vida! ¡Honor al hombre; ¡honor al pensamiento! ¡Honor a la ciencia! … Honor al hombre, ¡Rey de la Tierra y ahora también Príncipe del cielo!”.
 

La religión del hombre que se hace Dios es la religión de la auto-divinización del hombre, de la Masonería. El Culto del Hombre que se hace Dios es sólo el paso intermedio que conduce al Culto de Lucifer del cual una breve, pero significativa síntesis nos provee el ritual del 30° grado del Caballero Kadosch del R.E.A.A., conocido también como el grado del odio y de la venganza. Este odio es el de Lucifer por haber sido “destronado” del poder absoluto que tenía sobre el hombre, antes del Sacrificio de Cristo en la Cruz que ha redimido a la humanidad. En este ritual, el masón se arrodilla y quema incienso a Lucifer, comete un homicidio ritual, pisotea la Tiara papal, grita “odio a Dios” y, agitando el puñal contra el cielo, desafía a Dios con el grito: “Vendetta, Adonai!”
 

El 23 de marzo de 1966, Paulo VI puso en el dedo del Dr. Ramsey, laico y masón, arzobispo anglicano de Canterbury, su nuevo anillo papal, y luego junto con él, impartió la bendición a los presentes. El 3 de junio de 1971, Paulo VI recibió en audiencia pública, en el Vaticano, a miembros de la Logia masónica de los “B’nai B’rith”, la más poderosa logia masónica en el mundo, reservada a los judíos, a los que Paulo VI llamó: “¡Mis queridos amigos!”. También recibió a la logia masónica “L’alliance Israélite Universelle”, ¡que apunta a obtener la unión de todas las religiones en una!
 

“En efecto, fue en París cuando los no iniciados Angelo Roncalli y Giovanni Montini fueron iniciados, el mismo día, en los augustos misterios de la Fraternidad. Por lo tanto, no es extraño que muchas cosas que se hicieron en el Concilio Vaticano II, por Juan XXIII, estuvieran basadas en los principios y postulados masónicos”.
 

(Cfr. “Processo” nº 832, 12 de octubre de 1992, citado por C.D.L. Reporter, mayo de 1995, nº 179, p. 4.)
 

¡El había sido “iniciado” en la Logia de los B’nai B’rith, y siempre ha tenido óptimas relaciones con francmasones y ambientes judíos!
 

(véase la “documentación” sobre el pensamiento y la “obra masónica” de Paulo VI en “Fuertes en la Fe”, números 46 y 47, año 1976, en los artículos de los Padres Simón y Guérard des Lauriers).
 

No se puede ignorar, tampoco que la elección al papado del Card. Montini fue debida a la intervención de algunos representantes de la Alta Masonería judía de los B’nai B’rith. Un escrito del Príncipe Scorteso, primo germano del Príncipe Borghese, Presidente del Cónclave que eligió a Montini como Supremo Pontífice, contiene las siguientes informaciones sobre el Cónclave del 21 de junio de 1963:
 

“Durante el Cónclave, un Cardenal salió de la Capilla Sextina, se reunió con los representantes de la B’nai B’rith, anunciándoles la elección del Cardenal Siri. Estos respondieron diciendo que las persecuciones contra la Iglesia se reanudarían inmediatamente. ¡Volviendo al Cónclave, él hizo elegir a Montini!”.
 

La Beata estigmatizada Anna Catalina Emmerich ya había visto y descrito esta destrucción de la Iglesia en sus visiones (cfr. Especialmente la pag. 148 de marzo de 1820, y la pag. 180; 22 de octubre de 1822, p. 187). En este punto, no es de maravillarse de la veracidad de la “Lista Peccorelli”, que contiene 121 nombres de altos Prelados inscritos en la Masonería. Vamos a ver, aquí, al menos a los principales, los más cercanos y poderosos colaboradores de Paulo VI.
 

Mons. Pasquale Macchi. Secretario personal de Paulo VI desde 1954 a 1978. Su nombre está incluido en la “lista Pecorelli”.
 

Cardenal Jean Villot. Fue por largos años Secretario de Estado de Paulo VI, luego del Papa Juan Pablo I e inmediatamente de Juan Pablo II. El General G. Leconte y el oficial Masmay de los Servicios Secretos franceses, han afirmado explícitamente que el Cardenal Villot era masón, y que “¡sus padres eran ambos masones de la Logia Rosacruz!”
 

Cardenal Ugo Poletti. Fue Vicario de Roma y, entonces, el representante de Paulo VI en el Gobierno de la Diócesis de Roma. Su nombre está incluido en la “lista Pecorelli”.
 

Cardenal Sebastiano Baggio. Fue Prefecto de la “Congregación para los Obispos” y, entonces, responsable de la nominación de los nuevos Obispos ¡por lo que podía inundar las diócesis de todo el mundo de inscriptos en las Logias o de filo-masones!
 

Obispo Annibale Bugnini. Paulo VI le confió la ejecución de la “revolución litúrgica; a él, a quien el Papa Juan XXIII había alejado del Ateneo Pontificio donde enseñaba. Pero Paulo VI lo llamó, nominándolo primero Secretario de la “Concilium ad exequendam Constitutionem de Sacra Liturgia, y, luego, Secretario de la “Congregación para el Culto Divino”. Pero cuando un Cardenal presentó a Paulo VI la “prueba” de la pertenencia de Mons. Bugnini a la Masonería, Paulo VI fue obligado a alejarlo de Roma enviándolo como “pro-nuncio” a Teherán (Irán).
 

Cardenal Franz Köenig. Este “cardenal francmasón” fue Arzobispo de Viena, de donde era Primado. El soportó dos “procesos legales”, en los cuales reconoció su afiliación a la Francmasonería. (No sufrió ninguna condena por la única razón que la “Francmasonería” es legalmente reconocida en Austria). Un escritor germano, E.K., “pudo probar”, en una corte, la afiliación del cardenal Köenig a la Francmasonería. Si hubiera sido una falsa acusación, la corte lo hubiera sentenciado a un año de prisión por “perjurio”; al contrario, ¡no hubo siquiera una multa!
 

Como final, casi para confirmar, de manera competente, la pertenencia de Paulo VI a la Masonería, quiero citar del periódico masónico italiano (cfr. “Rivista Masónica” Nº 5, julio de 1978, vol. LXIX-XII, de la nueva serie) que publicó un tributo a Paulo VI que contenía lo que sigue:
 

“Para nosotros, es la muerte de aquel que puso fin a la condena de Clemente XII y de sus sucesores. Por primera vez en la historia de la Masonería moderna, el Jefe de la más grande Religión de Occidente, no muere en estado de hostilidad con los Francmasones. Y por primera vez en la historia, los Francmasones podemos rendir homenaje a la sepultura de un Papa (Paulo VI) sin ambigüedad ni contradicciones”.
 

En las directivas masónicas de 1961, se lee:
 

“El Concilio Vaticano II es la ocasión, la gran ocasión esperada para el triunfo de nuestras ideas, dado que los masones están ya operando en todos los niveles de la Jerarquía eclesiástica”. Pero el arma para la destrucción de la Iglesia es la corrupción y el engaño. En los documentos de la “Alta Venta”, en efecto, se lee: “Corromperemos a los pueblos por medio del Clero y al Clero por medio de nosotros”, y también: “¡Haced que el Clero marche bajo vuestra bandera (la de la Masonería), pensando que marcha bajo la de las Llaves Apostólicas...! ¡Haced que el clero camine bajo vuestra bandera, creyendo que camina bajo la bandera de las Llaves Apostólicas! Tended vuestras redes; tendedlas al fondo de las sacristías, de los seminarios y de los conventos (...) Vosotros pescaréis entre los amigos y los conduciréis al pie de la Cátedra Apostólica. Vosotros habréis así pescado una revolución de tiara y capa, precedida de la cruz y del estandarte; una revolución para la que no será necesario sino una pequeña ayuda para prender fuego a los cuatro ángulos del mundo”.
 

(Instrucción secreta de la Alta Venta - 1820)
 

ESTRELLA DE CINCO PUNTAS
 

La “Estrella de cinco puntas”, “el símbolo masónico” por excelencia. El diccionario de símbolos masónicos lo eleva a “símbolo masónico” por antonomasia. La “Estrella de cinco puntas” “brilla” sobre la frente del “dios” de la Masonería: el “Baphomet”. Alphonse Louis Constant definió al Baphomet1: “El macho cabrío”, que es el Demonio. Luego, afirma: 

«Decimos valientemente y en alta voz que todos los iniciados en las ciencias ocultas han adorado, adoran y adorarán siempre lo que significa ese símbolo». El masón Alphonse Louis Constant, en su libro: “Rituale dell’Alta Magia”, a este propósito, escribe:
 

«Esta Estrella indica la presencia de Satanás y de la luz que él irradia sobre la Masonería».
 

La “puerta de bronce” en la Basílica de San Pedro – Roma. Esa “puerta”, llamada: “Puerta del bien y del mal”, fue esculpida por Luciano Minguzzi, y se colocó en su lugar en 1977, para el cumpleaños de Paulo VI. Sobre el “Batiente del Bien” en el nº 12 figuraba el “Concilio Ecuménico Vaticano II”: cuatro Padres conciliares entre Juan XXIII y Paulo VI”.
 

Pero, mientras Juan XXIII y los otros cuatro Padres estaban esculpidos con la cara mirando hacia delante, Paulo VI (el último a la derecha) estaba, en su lugar, esculpido de perfil, de modo de presentar, bien visible, en su mano derecha, grabada, la insignia masónica:
 

la “Estrella de cinco puntas”, o “Pentalfa masónico”.
 

Tal vez Pablo VI creyó que nadie percibiría este signo masónico que el había ordenado esculpir, pero se equivocó. Poco tiempo después de la inauguración de aquella “nueva puerta de bronce” de la Basílica de San Pedro, el Padre Luigi Villa se dio cuenta de inmediato de aquella enseña masónica sobre el dorso de la mano izquierda de Paulo VI. Entonces, inmediatamente fue a ver a un Cardenal para denunciar el hecho. Cuando poco tiempo después volvió a Roma, solo para ver aquella “puerta de bronce”, notó de inmediato que la enseña masónica sobre el dorso de la mano izquierda de Paulo VI había sido raspada: se veía solo el rojo vivo del cobre. ¡Era claro! Habiéndose visto descubierto, el responsable del hecho había dispuesto, en primer lugar, hacer raspar el símbolo masónico de la mano, luego, sucesivamente, se pudo ver que habían sustituido el panel Nº 12 por otro, el actual, en el cual, sin embargo, no aparecen ya las seis figuras como antes, sino solo cinco, como cualquiera podía ver.
 

Esa “firma” de la “Estrella de cinco Puntas”, esculpida en el dorso de la mano de Paulo VI, sobre el “tablero” original de la “puerta de bronce” de la Basílica de San Pedro, es tal vez el acto más desconcertante y temerario de una tremenda realidad que afloró, durante todo su Pontificado, para formar un mosaico que desnuda la actitud increíble e incalificable de Paulo VI hacia la Masonería. Para más evidencias de que Pablo VI era masón de grado 33, lean el libro del Padre Luigi Villa: “Pablo VI, ¿beato?”.
 

EL PADRE PIO LO CONFIRMA
 

En la segunda mitad de 1963, con Pablo VI como Papa, el Sacerdote Luigi Villa tuvo un encuentro con el Padre Pío, quien le dio el encargo de dedicar toda su vida a defender a la Iglesia de Cristo contra la obra de la Masonería eclesiástica. En un encuentro posterior con el Padre Pío, el santo de los estigmas le dio instrucciones específicas para su “misión”, terminando con un abrazo y con estas palabras:
 

“Coraje, coraje, coraje, porque la Iglesia ya está invadida por la Masonería... ¡La Masonería ya ha llegado hasta las pantuflas del Papa!”.
 

El Padre Pío, en ese encuentro, dio a Don Villa su objetivo principal: “Pablo VI”.

Luigi Villa demuestra y confirma la pertenencia de Pablo VI a la masonería en sus libros: “¿Paolo VI beato?”, “Paolo VI, procceso a un Papa” y “La ‘nuova Chiesa di Paolo VI”, los cuales resultaron indispensables para bloquear la causa de beatificación de Paulo VI, y en el cual, presentó las pruebas de la pertenencia de Paulo VI a la Masonería, de las cuales la principal fue la del tablero Nº 12 de la “puerta de bronce” de la Basílica de San Pedro.
 

En ese tablero Nº 12, en el dorso de la mano izquierda de la figura que representaba a Paulo VI, se destacaba una “Estrella de cinco puntas” inscrita en un círculo. Tal símbolo típicamente masónico, que representa “la religión del hombre que se hace Dios”, después de su intervención en altas esferas, primero, fue raspado; enseguida, el tablero Nº 12 fue sustituido por otro. Pero en el trabajo de búsqueda que el Padre Villa efectuó, además de muchas citas que comprobaron la afiliación de Paulo VI a la Masonería, descubrió que en la tumba de Judith Alghisi (madre de Paulo VI), en el cementerio de Verolavecchia (en la provincia de Brescia) estaban grabados y bien visibles símbolos masónicos (escuadra, compás, triángulo, etc. ...); una obra – se dice – diseñada por su hijo Giovanni Battista Montini.
 

Paulo VI elimina la censura a la Masonería, por lo que el Gran Maestro Lino Salvini, el 18 de marzo de 1978, dijo:
 

“Nuestras relaciones con el Vaticano son óptimas!”.
 

Con Pablo VI la Iglesia sufrió una nueva invasión de la Masonería; la corrupción del clero causó la del pueblo, pero el secreto que ocultaba Pablo VI era el de ser Anti-papa y Jefe Supremo de la Orden de los Illuminati de Baviera. Sólo cuando este Jefe supremo se hubiera sentado, al mismo tiempo, en el trono de Pedro, habría nacido el Anticristo, tal como es descripto por San Juan, en el Apocalipsis. Lo demuestran las leyes masónicas entradas en la Iglesia bajo su Pontificado, como el aborto, el divorcio, la separación entre la Iglesia y el Estado, la degradación de los Seminarios y de las Congregaciones Religiosas...
 

En la puerta de bronce de la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, en el dorso de la mano izquierda de Paulo VI, fue esculpida una “Estrella de cinco puntas”, llamada también “Pentalfa masónico”, o “Estrella flamígera”, que es uno de los símbolos más importantes y significativos de la Masonería, el “sello” con el que marca sus conquistas. Esta estrella indica la presencia de satanás y de la luz que él irradia en la Masonería. La Estrella flamígera es Lucifer mismo. La marca de la “Bestia” (satanás), identifica al hombre sin Dios ¡y al “Hombre-Dios”, satanizado! Esa “Estrella de cinco puntas” fue también publicada en el Suplemento especial de l’Osservatore Romano.
 

FUE MODERNISTA.
 

Fue Paulo VI quien abolió el “Juramento anti-modernista” que el Papa San Pío X publicó en 1907, luego de sus encíclicas “Lamentabili Sane” y “Pascendi Dominici Gregis”. El de Paulo VI fue un gesto insensato del que vemos todavía todos sus resultados desastrosos. En la Audiencia del 2 de julio de 1969, Paulo VI osó decir: “Es necesario cambiar también la religión, porque el mundo cambia”. El 12 de agosto dijo: “La religión debe ser renovada”.
 

Olvidó aquello que Jesús dijo: “El Cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. (Mt. 24, 35). 

Pero Paulo VI quería transformar el Cristianismo con el objetivo de adaptarlo al mundo.
 

Pablo VI, audiencia general, 27 de junio de 1973:
 

“… todo tiene que cambiar, todo debe progresar. La evolución parece ser la ley que trae la liberación. Debe haber mucho de cierto y bueno en esta mentalidad…”
 

(L’Osservatore Romano, 5 de julio de 1973, p. 1.)
 

El 15 de noviembre de 1966 Pablo VI abrogó el Juramento Antimodernista”, que San Pío X había ordenado al clero para prevenirlo de los errores doctrinales del modernismo. Con esta acción Montini nos deja claro no solo que el era modernista sino que esta ideología herética era la que se iba a predicar en la secta del vaticano II.
 

Pablo VI, audiencia general, 1 de octubre de 1969:
 

“Por otro lado, ella [la Iglesia] también está tratando de adaptarse y asimilarse a los caminos del mundo; ella se ha quitado sus vestimentas sagradas que la distinguen porque quiere sentirse más humana y más terrena”.
 

(L’Osservatore Romano, 9 de octubre de 1969, p. 1.)
 

FUE HEREJE.
 

Pablo VI firmó, aprobó y ratificó solemnemente los 16 documentos del Vaticano II. No es posible que un verdadero Papa de la Iglesia Católica ratifique solemnemente enseñanzas que son heréticas. Un Papa que aprueba una sola herejía se convierte en hereje y por ese mismo hecho deja de ser Papa y queda excomulgado de la Iglesia Católica.
 

Pablo VI, audiencia general, 6 de diciembre de 1972:
 

“¿Existe Dios? ¿Quién es Dios? ¿Y cuál es el conocimiento que puede tener el hombre de Dios?”
 

(L’Osservatore Romano, 14 de diciembre de 1972, p. 1.).
 

El mero hecho de que pregunte si existe Dios ya es una clara señal de apostasía. No se puede dudar de la existencia de Dios. Quien lo hace comete pecado, faltando al Primer Mandamiento.
 

Pablo VI, discurso, 9 de septiembre de 1972:
 

“También queremos que sepan que la Iglesia reconoce la riqueza de la fe islámica – una fe que nos une al único Dios verdadero”
 

(L’Osservatore Romano, 21 de septiembre de 1972, p. 2.)
 

Pablo VI, discurso, 18 de septiembre de 1969:
 

“… los musulmanes… adoran junto con nosotros al Dios único y misericordioso, que en el último día juzgará al hombre”.
 

(L’Osservatore Romano, 2 de octubre de 1969, p. 2.)
 

Los musulmanes no adoran al único Dios verdadero. Rechazan la Santísima Trinidad y la resurrección de Jesucristo. Afirmar que los musulmanes adoran al mismo Dios que los católicos es herejía. Basta leer el corán para concluir que el Dios del islam es satanás.
 

Pablo VI, mensaje, 8 de septiembre de 1977:
 

“El esfuerzo es colocado legítimamente hoy en día en la necesidad de construir un nuevo orden mundial…”
 

(L’Osservatore Romano, 22 de septiembre de 1977, p. 11.)
 

No condenó el pérfido satánico Catecismo Holandés, uno de los hechos más graves de su Pontificado, queriendo que ese libro venenoso se difundiese en toda la Iglesia, dando así un golpe mortal a la Fe Católica. Este catecismo niega que los Sacramentos sean instrumentos de gracia, y afirma que no puede haber ninguna cuestión de carácter sobrenatural en el alma, además de otras herejías modernistas.
 

Paulo VI abdicó como Vicario de Cristo, cuando, en la Basílica de San Pedro, en presencia de más de mil Obispos, renunció a la “Tiara” Papal con las tres coronas. Y completó Su acto de abdicación remitiendo al Secretario General de la ONU, “M. U’Thant”, masón de grado alto, los otros dos símbolos de Su Papado: el Anillo Pontifical y la Cruz Pectoral; en cambio, recibía el símbolo de “Gran Sacerdote Hebreo”, el EPHOD, o sea el “pectoral” que Caifás llevaba en el momento de la condena a muerte de Nuestro Señor. Paolo VI, portando el Ephod de Caifás, ¿querrá significar ser
 

El el heredero directo del Sacerdote levítico, en una Iglesia Católica convertida en “el nuevo y único Israel de Dios”? O bien, Paulo VI, con Su Pontificado, estaba preparando una restauración del Judaísmo como la religión del monoteísmo Puro, de la Alianza Universal?.. Dijo que los judíos son “nuestros hermanos mayores en la Fe” lo cual es herejía. No son hermanos nuestros porque no están bautizados, por lo tanto, no son hijos de Dios. 

SE NEGÓ A HACER LA CONSAGRACIÓN DE RUSIA.
 

La Virgen María pidió a Roma a través de la vidente Lucía Marto que se haga la consagración de Rusia en comunión con todos los obispos. De esa forma Rusia y todas las naciones comunistas se convertirían y se terminaría la persecución a la iglesia y el cáncer de esta ideología totalitaria y satánica llamada comunismo. En los años 60, miles de sacerdotes y católicos eran asesinados por todo el mundo por negarse a abrazar esta diabólica ideología. Obviamente Pablo VI no estaba interesado en poner fin al comunismo porque el siempre había sido comunista. Es por este motivo que se negó a hacer la consagración de Rusia.
 

SE NEGÓ A REVELAR EL TERCER SECRETO DE FÁTIMA.
 

En el tercer secreto de Fátima se habla sobre la apostasía de la iglesia, y de que Satanás llegara a la cima de la iglesia. Pablo VI, como miembro de la masonería trabajaba para destruir a la iglesia católica desde dentro por lo tanto no le interesaba poner un remedio a la apostasía de la iglesia. Tampoco le interesaba que se hiciera publico que Satanás había llegado a la cima ya que él era el principal servidor de Satanás, el Dios de los masones.
 

MODIFICÓ LOS SACRAMENTOS PARA HACERLOS INVÁLIDOS.
 

Recordemos primero el juramento que Pablo VI hizo ante Dios el 30 de junio de 1963 cuando asumió el cargo de Papa:
 

“Yo prometo: – no disminuir o cambiar nada de cuanto encontré conservado por mis muy probos antecesores, y no admitir nada nuevo, sino conservar y venerar con fervor, como un verdadero discípulo y sucesor, con todas mis fuerzas y con todo empeño, lo que fue transmitido; – enmendar todo cuanto surgiera en contradicción con la disciplina canónica, y custodiar los sacros Cánones y las Constituciones Apostólicas de nuestros Pontífices, cual si fueran mandamientos divinos y celestiales, porque soy consciente que tendré que rendir estricta razón ante Tu juicio divino de todo aquello que profeso; yo que ocupo Tu puesto por divina condescendencia y lo ocupo como Tu Vicario, asistido por Tu intercesión. Si pretendiese actuar de manera diferente, o permitiese que otro lo haga, Tu no me serás propicio en aquel día tremendo del divino juicio… (pp. 43 o 31). Por lo tanto, nos sometemos al riguroso interdicto del
anatema, si alguna vez alguien o nosotros mismos, o algún otro, tiene la presunción de introducir cualquier novedad en oposición a la Tradición evangélica, o a la integridad de la Fe y de la Religión, intentando cambiar alguna cosa a la integridad de nuestra Fe, o consintiendo a quien pretendiese hacerlo con audacia sacrílega”.

 

(del: “Liber Diurnus Romanorum Pontificum”, pp. 54 o 44, P.L. 1 o 5).
 

A continuación veremos como no cumplió su juramento ante Dios ya que modificó casi todo, por lo tanto en la otra vida tendrá que rendir estricta cuenta de sus acciones ante Jesucristo. Al no haber respetado su juramento, Pablo VI quedó desde ese momento anatemizado, es decir excomulgado de la Iglesia Católica. El “juramento” de Paulo VI fue un “perjurio”, porque, de hecho, él lo anuló en todo.
 

El Papa Pio XII estaba al tanto de la infiltración de la masonería en el Vaticano y debió de intuir el plan para hacer inválidos los sacramentos. Es por este motivo que decidió el 30/11/1947, publicar la constitución apostólica “Sacramentun Ordinis” en la que declara por virtud de su suprema autoridad las palabras que son necesarias para que sea válida una ordenación sacerdotal . Son las siguientes:
 

“Después de invocar la luz Divina, con nuestra suprema autoridad apostólica y a ciencia cierta declaramos y en cuanto sea preciso decretamos y disponemos en la ordenación presbiteral la materia es la primera imposición de manos del obispo que se hace en silencio. La forma de la ordenación consta de las palabras del prefacio de las que son esenciales y por tanto requeridas para la validez las siguientes:
 

“Da Te rogamos Padre Omnipotente a este Siervo Tuyo, la dignidad del presbiterado. Renueva en sus entrañas el Espíritu de Santidad para que alcance recibido de Ti, Oh Dios, el cargo del segundo mérito y muestre con el ejemplo de su conducta la severidad de sus costumbres”.
 

La masonería eclesial decidió modificar el “Sacramentun Ordinis” y la nueva forma de Pablo VI fue la siguiente:
 

“Da, te rogamos, Padre omnipotente, a este siervo tuyo, la dignidad del Presbiterio; renueva en sus entrañas el espíritu de santidad. Alcance recibido de ti, oh Dios, el cargo del segundo mérito y muestre con el ejemplo de su conducta la severidad de las costumbres”.
 

Pablo VI elimina la palabra “para que”. Pio XII en “Sacramentus Ordinis” dejó claro que esta palabra y las demás eran esenciales para la validez y dejó claro que nunca se podía eliminar una sola palabra. Con esta modificación da la sensación de que esa ordenación ya fue celebrada. Esto hace que el nuevo rito sea invalido.
 

Llegados a este punto debemos contemplar dos posibilidades. La primera que San Pio XII no actuó inspirado por el Espíritu Santo. En este caso la modificación que realizó Pablo VI no significaría necesariamente la invalidez del sacramento. La segunda opción es que Pío XII si actuó inspirado por el Espíritu Santo. Tengamos en cuenta que fue un Papa Santo quien tuvo una conducta intachable. Si fue el Espíritu Santo quien ordenó que dichas palabras:
 

“SON ESENCIALES Y NECESARIAS PARA LA VALIDEZ DEL ORDEN”, y que “SI SE ELIMINA UNA SOLA EL SACRAMENTO QUEDA INVÁLIDO”; 

entonces podemos decir que la ordenación del rito nuevo es invalida porque Pablo VI eliminó varias palabras, por tanto modificó la “Forma”, es decir desobedeció a Dios. Tal vez esas ordenaciones están siendo invalidas a los ojos de Dios por el mero hecho de haber realizado esa modificación. Si la
ordenación sacerdotal queda invalida, el resto de los sacramentos quedan también inválidos.
 

FUE EL PRINCIPAL RESPONSABLE DEL DEMONIACO CONCILIO VATICANO II
 

“Si alguno viene a vosotros y no lleva esta doctrina, no le recibáis en casa ni le saludéis”. 

(2 San Juan 1, 10).
 

El Concilio Vaticano II no condenó el Comunismo por explícita voluntad de Paulo VI. Cambió y profanó literalmente toda la Religión Católica, en la eclesiología, en la teología dogmática y moral; en la exégesis bíblica. El Vaticano II fue una verdadera “quinta columna” de las fuerzas hebreo-masónicas. Con el Motu Proprio “Ingravescentem aetatem”, Paulo VI prohibió a los cardenales de más de 80 años, participar en el Cónclave. Fue una medida arbitraria para eliminar de la Curia y de las Diócesis a los elementos tradicionalistas, que no se adaptaban a Su “Nueva Iglesia Conciliar” del Vaticano II. Desde sus primeros años en la Secretaría de Estado, Mons. Montini despreciaba la Curia Romana. De Pontífice, como ya hemos dicho. Paulo VI impuso la jubilación previa y el retiro de los obispos a la edad de 75 años y quitó el derecho de votar, en un Cónclave, luego de la edad de 80 años ya que en este rango de edad había muchos tradicionalistas.
 

FUE EL CREADOR DE LA NUEVA MISA "PROTESTANTE-MASÓNICA" NOVUS ORDO.
 

Todo fue orquestado por Paulo VI y presentado ante todos los fieles. Ningún desastre fue más mortal que la destrucción de la Misa de Rito Romano, que viene a nosotros directamente de Jesucristo y sus Apóstoles. El acto central del Santo Sacrificio de la Misa es la Transubstanciación que transforma el pan y el vino en el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Cristo. Fue un acto de inexplicable locura de Paulo VI el de querer sustituir la Misa del Rito Romano con el protestantizado “Novus Ordo Missae”, impuesto, luego, a los sacerdotes y a los fieles.
 

La “Reforma Litúrgica” de Paulo VI golpeó también todos los aspectos de la vida litúrgica, como las “Letanías de los Santos”, los “Sacramentos” (Bautismo, Santa Comunión, Confirmación, Confesión, Matrimonio, Orden Sagrado, Extrema Unción), e incluso: las Bendiciones, los Ritos Pontificios, el calendario de la Misa, la Música Sacra ...
 

En el “Novus Ordo Missae” del 3 de abril de 1969, Paulo VI sustituyó el antiguo Rito Romano de la Santa Misa con Su “Nueva Misa”, toda de naturaleza protestante. ¿podía Paulo VI cambiar los “textos” de la Misa? Ciertamente, en cuanto a que ocupaba el cargo de Papa, lo podía hacer, si se hubiese tratado de cuestiones disciplinarias, pero, en cuanto a la cuestión dogmática, el fiel cumplimiento del “Santo Sacrificio” de la Misa, conforme a la Voluntad de Jesucristo, y en línea con la enseñanza tradicional, multisecular que nos ha dado la Santa Iglesia, Paulo VI no lo podía hacer, ¡no teniendo el “derecho” de “cambiar” nada del “Depositum Fidei!”.
 

Según la “Bula” de San Pío V, “Quo Primum”, si alguna vez se modificaban los textos del Misal, no se produciría el sacramento y esa Misa sería inválida. Ya el Papa Inocencio III (1198-1216) había sentenciado:
 

“La fórmula consagratoria del “Canon Romano” había sido impuesta a los Apóstoles directamente por Cristo, y por los Apóstoles a sus sucesores”.
 

Es entonces censurable que, después de casi dos milenios en que la Iglesia utilizara ininterrumpidamente la fórmula del “Canon Romano” preconciliar, fuese necesario modificarlo, especialmente “la formula de la Consagración Eucarística, querida por Cristo”… desde el principio de la predicación Apostólica del Evangelio.
 

Ahora, Paulo VI, abolida la formula consagratoria Eucarística del “Canon Romano” (que, como habían enseñado el Papa Inocencio II y el Concilio Ecuménico Florentino, fue instituida por Cristo y fue siempre usada por la Iglesia Católica Romana) la sustituyó con una fórmula suya (y que, entonces, ¡no es más la instituida por Cristo!), haciéndola obligatoria, a partir del 30 de noviembre de 1969, después de haberla insertado en la “Constitución Apostólica Missale Romanum” del 3 de abril de 1969. Con esta modificación violó el Canon 6 del Concilio de Trento, que sanciona:
 

“Si alguno dijere que el Canon de la Misa contiene error y que, por tanto, debe ser abrogado: sea anatemaa”. 

Esto significa que desde entonces Pablo VI está excomulgado de la Iglesia Católica.
 

La “Misa” de Paulo VI es la destrucción intencional del concepto y del valor intrínseco del “Sacrificio Eucarístico”, de la “Presencia Real” y de la “sacramentalidad del sacerdocio ministerial”, vale decir, la destrucción de todo valor dogmático esencial de la Santa Misa. – La Misa ecuménica de Paulo VI “desacraliza” la Santa Comunión, recibida de pie, en la mano, y distribuida por laicos. Ataca al “Sacrificio Propiciatorio” del “pueblo de Dios” al que el Sacerdote (devenido solo en Presidente de la asamblea) con el rito en el que la “reforma fue inspirada por un masónico ecumenismo sincretista”. En este rito se elimina el sacrificio, se modifican las palabras que estableció Jesús para la forma del Sacramento y se adora al “Dios del Universo” que es el Dios de los Masones: Lucifer.
 

APROBÓ LA COMUNIÓN EN LA MANO
 

Fue el quien dio el primer paso para permitir la comunión en la mano a través de su enciclica “Memoriale Domini”. Algunos sacerdotes en Holanda comenzaron a dar la comunión en la mano a los fieles que así lo deseaban. Pablo VI debería haber excomulgado a estos sacerdotes desobedientes por permitir el sacrilegio de que un laico toque el cuerpo de Cristo. El uso comenzó a extenderse por otros países de Europa y Pablo VI lo permitió. Utilizó como excusa el evitar un posible cisma pero probablemente todo estaba calculado y premeditado.
 

“Pero si en alguna parte el uso contrario, es decir, el de poner la Santa Comunión en las manos, hubiera arraigado ya, la misma Sede Apostólica, con el fin de ayudar a las Conferencias Episcopales a cumplir su oficio pastoral, con frecuencia más difícil que nunca por la situación actual, confía a estas mismas conferencias la carga y el oficio de sopesar las circunstancias peculiares, si las hay, con la condición, sin embargo, tanto de prevenir todo peligro de que penetren en los espíritus la falta de reverencia o falsas opiniones sobre la Santísima Eucaristía”.
 

(Memoriale Domini, 1282)
 

Pablo VI sabía perfectamente que "la falta de reverencia" llegaría a los fieles que comulgan en la mano y ello llevaría a dejar de creer en la presencia de Jesucristo en la Eucaristía. Según el Pew research, dos terceras partes de los católicos de Estados Unidos no creen en la presencia de Jesucristo en la Eucaristía.
 

(www.pewresearch.org/fact-tank/2019/08/05/transubstantiation-eucharist-u-s-catholics)
 

En 1969, Paulo VI, con la Instrucción “Fidei custos”, autorizaba a los laicos a distribuir la Santa Comunión, contra la tarea que Jesús había reservado a los Apóstoles y al Clero.
 

ORGANIZÓ UNA MISA NEGRA.
 

En su libro “Windswept house - A Vatican Novel”, el Padre Malachi Martin ofrece los detalles de una doble misa negra que tuvo lugar algunos días después de la fraudulenta elección de Pablo VI al solio pontificio. El 29 de Junio de 1963, ocho días después de la elección de Pablo VI, Satanás fue entronizado en la Capilla Paulina del Vaticano sitio en el que el Papa desempeña el rol de “Custodio de la Eucaristía.
La tradición Satanista siempre predijo que el Templo del Príncipe sería inaugurado en el momento en que un Papa tomara el nombre del Apóstol Pablo. El fin de todo el Ceremonial era el de venerar “la abominación de la desolación”.
 

Pero los fines últimos eran los de asegurar que se cumpliera el Surgimiento del Príncipe en la Ciudadela como una fuerza inexorable. Ese mismo día se celebró otra misa negra, en Charleston (Carolina del Sur, USA). Las dos misas se debían celebrar de forma conjunta para realizar correctamente la entronización. Ese día se hicieron realidad las palabras de Nuestra Señora de La Salette:
 

“Roma perderá la Fe y se convertirá en la sede del Anticristo”, 

y las palabras de la Virgen de Fátima en el tercer secreto:
 

“Efectivamente, Satanás logrará introducirse en la cima de la Iglesia”.
 

Estas palabras de la Santísima Virgen significan que Satanás logrará que el Vicario de Cristo se convierta en su Vicario, es decir, de ahora en adelante quien ocupe la silla de San Pedro será el Vicario de Satanás.
En la Capilla de Carolina del Sur hubo pentagramas, candelas negras, contenedor de huesos, bestias sacrificiales y una niña que jugaría el papel de víctima humana ofrecida a Satanás. Se llamaba Agnes y era la hija de uno de los participantes. En esta capilla se realizó el sacrificio humano mientras que al mismo tiempo en la capilla de Roma se profanó la Sagrada Hostia y el cáliz con la sangre de Cristo.
 

Al finalizar esa doble misa negra, el Delegado Internacional Prusiano leyó la Ley de Autorización ante los asistentes a la misa negra de Roma:
 

“Cualquiera que, a través de esta Capilla interna, fuese designado y elegido como sucesor final en el Oficio Papal, deberá jurar él mismo y los que él designe, ser el voluntario instrumento y colaborador de los Fundadores de la “Casa del Hombre en la Tierra”... De este modo será modelada la “Nueva Era del Hombre”.
 

Por lo tanto, el 29 de junio de 1963, nacía la “Nueva Iglesia Universal del Hombre” de inspiración satánica, cuyo objetivo era suprimir a la Iglesia de Cristo, pero en particular, eliminar la Redención del Sacrificio de Cristo en la Cruz de la faz de la tierra y sustituirla por la redención blasfema y satánica de la Triple Trinidad masónica, cuya representación geométrico-simbólica Montini conocía bien, por haberla diseñado personalmente y hecha esculpir, en 1943, en la lápida de su madre, Giuditta Alghisi, en el cementerio de Verolavecchia (Brescia).
 

Pocas horas después del evento de la doble misa negra, Pablo VI hizo el juramento papal. Ese “juramento” fue un “perjurio” porque, de hecho, Pablo VI lo anuló totalmente con su “revolución”. Murió el 06/08/1978 en la residencia veraniega de Castelgandolfo. En el báculo de PauloVI no había ningún símbolo cristiano, ni siquiera la Cruz.
 

El 14 de Octubre de 2018 el falso papa Francisco canonizó a Pablo VI sin evidencias claras que demuestren que se produjeron al menos dos milagros a través de su intercesión. Solo una falsa iglesia canoniza a falsos santos. Esta falsa iglesia fue fundada oficialmente por Pablo VI. Juan XXIII dio los primeros pasos pero siempre siguiendo ordenes de Montini.
 

Fue Pablo VI quien promulgó los 16 documentos del Concilio Vaticano II y quien creó la Nueva Misa. Pablo VI sustituyó el Sacerdocio católico por el sacerdocio masónico, sembrando la corrupción en todos los niveles: sacerdotes, religiosos, obispos, cardenales; fue enemigo de los dogmas, del “docete”, de lo sobrenatural, del tesoro litúrgico; fue promotor del ecumenismo y de un Gobierno mundial masónico. Suprimió el Índice de los libros prohibidos en los que hay toda clase de herejías.
 

Desde entonces, gracias a Pablo VI, toda clase de bautizados han hecho públicas innumerables herejías que han llevado al error a millones de católicos. Fue el demoledor del Santo Oficio, fue el responsable de la entrega de naciones cristianas enteras al comunismo; fue Jefe de la Suprema comisión de las 5 entidades: Mafia, Ndrangheta, Iglesia corrupta, Logia P2 y Servicios Secretos corruptos; fue quien organizó el asesinato del Padre Pío a través de barbitúricos; fue Montini el principal responsable de la aprobación de la ley del aborto en Italia. Fue Montini quien modificó los ritos sacramentales de tal forma que quedaran inválidos. Francmasones, comunistas, enemigos de la Iglesia, fueron todos siempre recibidos por Paulo VI, con los brazos abiertos, mientras a los Tradicionalistas siempre les cerró la puerta.
 

Recibió a obispos y sacerdotes que apoyaban el comunismo y dio imprimaturs a libros inmorales o con errores en la Fe. En esa nueva iglesia del Vaticano II que el fundó hemos visto un despoblamiento masivo de conventos, monasterios y seminarios, monjas recortándose las faldas, eliminación de capillas de adoración eucarística, aumento del secularismo y una creciente tibieza en los laicos católicos. Sin duda Pablo VI fue uno de los más poderosos anticristos que usurparon la silla de San Pedro. Pero, no sería el último. Time Magazine informó que el cuerpo de Montini tuvo que recibir una dosis extra de formaldehído para interrumpir el proceso de descomposición que ya había comenzado. Esta revista
publicó la foto en la que se ve perfectamente como fue necesario colocar un ventilador enfrente del cadaver para que los guardias del vaticano pudieran soportar el olor nauseabundo que su cuerpo desprendía. Esta revista también publicó una foto en la que se aprecia como su rostro ya había comenzado a enegrecerse.

 

PUBLICACIÓN NÚMERO 441 DE CHIESA VIVA.



 

 

 

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