Nacido en una familia de católicos socialistas, Roncalli nunca ocultó su simpatía por el comunismo y el modernismo. En 1914, ya fue acusado de modernista en el seminario en Bergamo por su profesor el Cardenal De Lai cuando fue sorprendido leyendo una colección de "libros prohibidos" por la iglesia que hacían apología del modernismo. Esto fue lo que escribió Juan XXIII a su Obispo de Bérgamo:
“Es el Papa que será electo, bergamasco o no, quien deberá cambiar muchas cosas en la Iglesia. Podrá ser un nuevo Pentecostés, que será denominado “Aggiornamento”, para hacer una “Iglesia Universal”, abierta a todos los movimientos y a todas las teologías”.
Yves Marsaudon, masón del rito escocés grado 33:
“El sentido de universalidad que está muy extendido en Roma en estos días, es muy próximo a nuestro propósito de existir… apoyamos con todos nuestros corazones la revolución de Juan XXIII”
(Yves Marsaudon en su libro Ecumenism Viewed by a Traditional Freemason, Paris: Ed. Vitiano; quoted by Dr. Rama Coomaraswamy, The Destruction of the Christian Tradition, p. 247.).
ALGUNAS DE LAS ACTIVIDADES DE JUAN XXIII ANTES DE SU “ELECCIÓN” COMO “PAPA” EN 1958.
Durante años, el Santo Oficio había mantenido un archivo sobre Angelo Roncalli (Juan XXIII) que decía “sospechoso de modernismo”. El archivo se remonta a 1925, cuando Roncalli, quien era conocido por sus enseñanzas heterodoxas, fue abruptamente removido de su cátedra en el Seminario Lateranense a mediados de semestre (fue acusado de modernismo) y enviado a Bulgaria. Allí se unió en una muy cercana amistad con Ernesto Buonaiuti, quien fue excomulgado por herejía en 1926. Esta transferencia a Bulgaria dio inicio a su carrera diplomática. De particular preocupación para Roma fue la permanente cercanía de Roncalli con el destituido sacerdote Ernesto Buonaiuti, quien fue excomulgado por herejía en 1926. Ya en 1926, Angelo Roncalli (Juan XXIII) escribió a un ortodoxo cismático:
“Católicos y ortodoxos no son enemigos, sino hermanos. Tenemos la misma fe; compartimos los mismos sacramentos y especialmente la eucaristía. Estamos divididos por algunos desacuerdos respecto a la constitución divina de la Iglesia de Jesucristo. Las personas que fueron la causa de estos desacuerdos murieron hace siglos. Abandonemos las viejas disputas, cada uno en su propio dominio, trabajemos para hacer bien a nuestros hermanos, dándoles el buen ejemplo. Más tarde, aunque viajemos por caminos diferentes, vamos a lograr la unión entre las iglesias para formar juntos la verdadera y única Iglesia de nuestro Señor Jesucristo”.
(Luigi Accattoli, When A Pope Asks Forgiveness, New York: Alba House and Daughters of St. Paul, 1998, pp. 18-19.)
Desmond O’Grady, ex corresponsal del Washington Post, reportó que durante su permanencia en Estambul en 1944, Roncalli “habló en un sermón de un concilio que se celebraría en el período de la postguerra”.
(St. Anthony’s Messenger, nov. de 1996.).
Cuando Angelo Roncalli fue nuncio en Francia, nombró a un masón grado 33 y cercano amigo, el barón Yves Marsaudon, como jefe de la rama francesa de los Caballeros de Malta, una orden laica católica.
(Paul I. Murphy y R. Rene Arlington, La Popessa, 1983, pp. 332-333).
ELECCIÓN DE JUAN XXIII
Recordamos la revelación hecha a Franco Bellegrandi por el economista, hombre político, escritor y periodista, conde Paolo Sella di Monteluce:
“En septiembre de 1958, al acercarse las siete, ocho días antes del Cónclave, me encontraba en el Santuario de Oropa, en uno de los habituales almuerzos del grupo de Atilio Botto (...). Ese día, estaba invitado un personaje que supe era una alta autoridad masónica en contacto con el Vaticano. Éste me dijo que “... el próximo Papa no sería Siri, como se murmuraba en algunos círculos romanos, porque era un cardenal demasiado autoritario. Se elegiría un Papa de conciliación, y ya había sido elegido el Patriarca de Venecia, Roncalli”.
Este fue el dialogo:
- ¿Elegido por quién?
- “Por nuestros representantes masones en el Cónclave, (me respondió serenamente esa alta autoridad masónica).
- ¿Hay masones en el Cónclave?.
- Seguro (respondió) la Iglesia está en nuestras manos.
- Entonces, quién es el que manda en la Iglesia?.
Después de un corto silencio, la alta autoridad masónica pronunció, acentuando cada palabra:
- “Nadie puede decir dónde está el vértice. El vértice está oculto”.
La versión oficiosa hablaba de la amenaza de muerte al Card. Giuseppe Siri y del exterminio de toda su familia, pero la más eficaz fue la del exterminio de toda la parte superior de la Jerarquía eclesiástica. Al cuarto escrutinio – siempre de acuerdo con las fuentes del FBI – Siri obtuvo todavía los votos necesarios para ser elegido nuevamente Sumo Pontífice.
Pero los cardenales franceses anularon los resultados, sosteniendo que la elección de Siri causaría desórdenes y el asesinato de varios preeminentes obispos detrás de la Cortina de Hierro. Finalmente, al tercer día de ballotage, Roncalli recibió el apoyo necesario para convertirse en el Papa Juan XXIII. El Padre Paolo Perrotta, en su informe acerca de la elección de Juan XXIII, revela ser consciente de que el Cónclave de 1958 habría podido convertirse en el objetivo de un ataque nuclear. En una declaración de 1985 al periodista francés Louis Hubert Remy, Giuseppe Siri le dijo:
“Este secreto (del Cónclave) es horrible. (…) Han sucedido cosas muy graves. Pero no puedo decir nada”.
El 28 de octubre de 1958, el masón Angelo Roncalli, descrito por Avro Manhattan como el “Candidato del Kremlin”,
Apareció de improviso en el balcón papal y en la escena mundial como el “Papa” Juan XXIII. Esta fue la segunda vez, desde 1378, que los cardenales engañaron a los externos al cónclave acerca de la identidad del prelado que ellos habían elegido Papa. Una vez que el Card. Giuseppe Siri fue sustituido por el Card. Angelo Roncalli en la cátedra de Pedro, y luego de que las estructuras del Vaticano fueron puestas totalmente bajo los talones de las potencias mundiales masónicas, en sólo 48 horas los Estados Unidos y la Unión Soviética, al mismo tiempo, anunciaron la suspensión de sus respectivos programas nucleares. Una de las primeras decisiones que Roncalli tomó tras llegar al Papado fue designar a Montini como Cardenal, a quien el Papa Pio XII lo expulsó de Roma cuando averiguó sus colaboraciones con la KGB Rusa.
Pio XII dejó por escrito la orden de que por el bien de la iglesia, Montini nunca fuera elegido cardenal. Pero ambos (Roncalli y Montini) eran masones, comunistas y modernistas, por lo tanto Roncalli no tuvo ningún problema en desobedecer la última voluntad de Pio XII. El pontificado del Anti-papa Juan XXIII fue sólo un pontificado de “transición” que sirvió exclusivamente para elevar al cardenalato a Mons. Montini y ponerlo en condiciones de ser impuesto como el siguiente Papa. El masón Juan XXIII era un simple peón y un ejecutor de las indicaciones que Montini, desde su puesto de Arzobispo de Milán, le transmitía mediante su hombre de confianza, Mons. Loris Capovilla. En el libro “La Iglesia eclipsada”, de Louis Hubert-Remy, el autor va a New York para entrevistar al Padre jesuita Malachi Martin. A la pregunta: “¿Juan XXIII era masón?”, el jesuita respondió:
- Acerca de la pertenencia de Juan XXIII a la masonería, todas las pruebas están en los archivos del Vaticano, celosamente custodiados por el Cardenal Angelo Sodano.
A otra pregunta que le fuera formulada en 1996:
- ¿Juan XXIII era un iniciado? Algunos documentos lo muestran como “hermano”. ¿Qué piensa Ud. de ello? Malachi Martin respondió:
- “Sí, él fue iniciado por Vincent Auriol”.
Vicent Auriol fue un masón que ocupó la presidencia de Francia entre los años 1947 a 1954. Franco Adesa, director de la revista Chiesa viva afirma que en un llamado telefónico que recibió en el estudio de don Luigi Villa, el interlocutor (insigne diplomático y jurista internacional) le dijo que Roncalli era pedófilo y masón, y agregó:
“Un día, siendo Nuncio en París, Roncalli fue llamado por el presidente francés, Vincent Auriol, el cual le dijo:
“Tu pequeño vicio, para nosotros (los masones), no es un problema… si entraras en el Gran Oriente te convertirías en Cardenal y yo te pondría el birrete rojo. Y si un día fueras Papa, deberías llamar a un Concilio…”.
El alto diplomático dijo, además, que la fuente era su amigo Mons. Bruno Heim, que fue secretario de Roncalli en la Nunciatura de París, y que estas palabras fueron dichas en presencia de un grupo de eminentes personalidades.
TESTIMONIOS QUE DICEN QUE JUAN XXIII ERA MASÓN
Roncalli nunca condenó ni el comunismo ni la masonería a diferencia de los anteriores Papas. Permitió a los protestantes-masones convertidos al catolicismo formar parte de la iglesia católica al mismo tiempo que de la masonería. Desde entonces manifestó públicamente la escandalosa mentira de que se puede ser católico y masón. Yves Marsaudon, el masón y autor francés antes mencionado, también afirma que Roncalli (Juan XXIII) se hizo masón grado 33 cuando era nuncio en Francia. Mary Ball Martínez en su libro “the undermining of the catholic church” escribió que los guardias republicanos franceses habían dicho: “… el nuncio (Roncalli) vestido de civil, abandonó su residencia para asistir a las reuniones nocturnas de los jueves del Gran Oriente de Francia [logia masónica]”.
(Mary Ball Martinez, “The Undermining of the Catholic Church”, Hillmac, Mexico, 1999, p. 117.).
Yves Marsaudon también declaró en su libro “Ecumenismo visto por un masón tradicional” lo siguiente:
“Apoyamos con todos nuestros corazones la revolución de Juan XXIII”.
La revista 30 Días también realizó una entrevista hace varios años al el jefe de la masonería italiana. El Gran Maestre del Gran Oriente de Italia declaró:
“En cuanto a eso, parece que Juan XXIII se inició (en una logia masónica) en París y participó en la obra de los Talleres de Estambul”
(Giovanni Cubeddu, 30 Days, No. 2-1994., p. 25.)
Cuando Juan XXIII fue posteriormente “elevado” para el colegio de cardenales, él insistió en recibir el capelo cardenalicio del ateo y notorio anticatólico socialista y masón Vincent Auriol, Presidente de la República de Francia, a quien él describió como “un socialista honesto”. En las funciones sociales en París, Roncalli (Juan XXIII), fue visto socializando también con frecuencia con el embajador soviético, M. Bogomolov, a pesar de que el gobierno de Bogomolov había reanudado su previa política de pre-guerra de exterminio brutal de los católicos en Rusia. Juan XXIII también era conocido como un “buen amigo y confidente” de Edouard Herriot, secretario de los socialistas radicales anticatólicos (de Francia). “Tal vez el mejor amigo de Roncalli fue el gran viejo socialista y anticlerical Edouard Herriot”.
Cuando Roncalli fue “cardenal” de Venecia, “no dio motivos para que los comunistas lo criticasen. Los habituales insultos anticlericales dieron paso a un respetuoso silencio”. Durante su estadía en Venecia “exhortó a los fieles a acoger a los socialistas de toda Italia, que celebraban su trigésima segunda reunión” en Venecia.
(Kurt Klinger, A Pope Laughs, Stories of John XXIII, p. 104.).
“El patriarca (Juan XXIII) hizo colocar anuncios en las paredes de toda Venecia por la apertura de la trigésima segunda reunión del Congreso del Partido Socialista de Italia (PSI) en febrero de 1957. Los anuncios decían:
“Acojo la excepcional importancia de este evento, que es tan importante para el futuro de nuestro país”.
(Kurt Klinger, A Pope Laughs, Stories of John XXIII, p. 105.).
Papa Pío XI, Quadragesimo año, #120, 15 de mayo de 1931:
“Nadie puede al mismo tiempo ser buen católico y socialista verdadero”.
Es decir que no se puede ser católico y socialista al mismo tiempo.
El Gran Comendador del Supremo Consejo de la Masonería mejicana, Carlos Vásquez Rangel, reveló que “Angelo Roncalli (Juan XXIII) fue iniciado en la Masonería en París”.
LAS ACTIVIDADES DE JUAN XXIII Y LAS DECLARACIONES DESPUÉS DE SU “ELECCIÓN” COMO “PAPA” EN 1958
Poco después de haber sido “elegido” y entrado en el Vaticano, “Juan XXIII se encontró con una antigua estatua de Hipólito, un antipapa del siglo III. Él tomó la estatua restaurada y la colocó a la entrada de la Biblioteca del Vaticano”. Cuando Juan XXIII publicó una encíclica sobre la penitencia, que dice que no hay ninguna obligación de ayuno ni siquiera en los días de abstinencia de comida o de placeres profanos[Romano Amerio, Iota Unum, Angelus Press, 1998,p. 241.]. Juan XXIII dijo de sí mismo: “Soy el papa que sigue pisando el acelerador”.
[Kurt Klinger, A Pope Laughs, Stories of John XXIII, p. 134.].
JUAN XXIII SOBRE LOS HEREJES, CISMÁTICOS Y NO CATÓLICOS
Juan XXIII dijo al acatólico Roger Schutz, fundador de la comunidad ecuménica de Taize (un monasterio ecuménico no católico):
“Usted está en la Iglesia, la paz sea contigo”. Schutz exclamó: “¡Pero entonces, somos católicos!”. Juan XXIII dijo:
“Sí, ya no estamos separados”.
[Luigi Accattoli, When A Pope Asks Forgiveness, p. 19.].
Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, Cantate Domino, 1441:
“A cuantos, consiguientemente, sienten de modo diverso y contrario, [la Iglesia] los condena, reprueba y anatematiza, y proclama que son ajenos al cuerpo de Cristo, que es la Iglesia”.
Uno de los primeros actos de Juan XXIII fue recibir en audiencia al musulmán Sha de Irán. Cuando el Sha de Irán estaba por retirarse, “Juan XXIII le dio su bendición, que había reformulado delicadamente para evitar ofender los principios religiosos mahometanos:
“Que el más abundante favor de Dios todopoderoso sea contigo”.
Al reformular la bendición, Juan XXIII: 1) retiró de la bendición la invocación a la Santísima Trinidad, para no ofender a los no creyentes; y 2) le dio la bendición a un miembro de una falsa religión. Esto es contrario a la enseñanza de la Escritura que prohíbe dar la bendición a los no creyentes, como recuerda el Papa Pío XI:
Papa Pío XI, Mostalium animos, # 9, 6 de enero de 1928:
“Nadie, ciertamente, ignora que San Juan, el Apóstol mismo de la caridad, el cual en su Evangelio parece descubrirnos los secretos del Corazón Santísimo de Jesús, y que solía inculcar continuamente a sus discípulos el nuevo precepto Amaos los unos a los otros, prohibió absolutamente todo trato y comunicación con aquellos que no profesasen, íntegra y pura, la doctrina de Jesucristo: ‘Si alguno viene a vosotros y no trae esta doctrina, no le recibáis en casa, y ni siquiera le saludéis” (II Juan 10).
El 18 de julio de 1959, suprimió la siguiente oración:
“Se tú el Rey de todos aquellos que todavía están envueltos en las tinieblas de la idolatría o del islam”.
En su breve apostólico del 17 de octubre de 1925, el Papa Pío XI ordenó que esta oración sea recitada públicamente en la fiesta de Cristo Rey. [P. F.X. Lasance, My Prayer Book, 1938, p. 520a.].
Juan XXIII quiso que el clero de la iglesias “ortodoxas” de Rusia (muchos de los cuales el sabía que eran agentes de la KGB) participaran en el Concilio Vaticano II. Los “ortodoxos” dijeron que algunos de sus clérigos asistirían, siempre que no se condenara al comunismo en el Vaticano II. Por lo tanto, Juan XXIII ―el iniciador de la apostasía del Vaticano II― negoció el “gran acuerdo” que fue el Acuerdo Vaticano-Moscú. El Vaticano acordó no condenar el comunismo en el concilio, a cambio de conseguir con esto que los cismáticos orientales asistieran como observadores en los debates.
¡Ciertamente eso es un trato! Juan XXIII claramente era un masón y probablemente un comunista; él fue el hombre que inició la masiva conspiración y apostasía que es la secta del Vaticano II. El 11 de octubre de 1962 pronunció su discurso de apertura del Concilio:
“Los errores, luego de nacer, se desvanecen como la niebla ante el sol. Siempre la Iglesia se opuso a estos errores. Frecuentemente los condenó con la mayor severidad. En nuestro tiempo, sin embargo, la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia más que la de la severidad”.
Esta pasaría a ser desde entonces la doctrina base en la secta del Vaticano II: “Misericordia de Dios y Amor de Dios”.
Juan XXIII también cambió las rúbricas para el breviario y el misal. Él ordenó la supresión de las oraciones leoninas, que eran las oraciones prescritas por el Papa León XIII para ser recitadas después de la misa. Estas oraciones fueron también prescritas por el Papa San Pío X y el Papa Pío XI. Esta incluía la oración a San Miguel Arcángel, una oración que hace mención específicamente de la batalla que la Iglesia libra contra el demonio.
JUAN XXIII SOBRE EL SOCIALISMO Y EL COMUNISMO
En su encíclica Mater et Magistra (sobre el cristianismo y el progreso social), Juan XXIII promueve los ideales socialistas y ni siquiera condena una sola vez la contracepción y el comunismo. “Juan XXIII se divertía mucho con los comunistas; se podría pensar que eran sus propios hermanos”.
[Kurt Klinger, A Pope Laughs, Stories of John XXIII, p. 57.].
La Iglesia Católica ha condenado el comunismo en más de 200 ocasiones. De todas ellas, 35 veces por el Papa Pío XI y 123 veces por el Papa Pío XII. Ni una sola vez fue condenado por Juan XXIII.
El secretario general del Partido Comunista Británico, John Gollan, ante las cámaras de televisión el 21 de abril de 1963, dijo que
“la encíclica (Pacem in terris) [de Juan XXIII] lo había sorprendido y alegrado y, por lo tanto, él había exteriorizado su más sincera satisfacción en el reciente 28° congreso del partido”.
Uno de los buenos amigos de Juan XXIII fue el comunista y ganador del Premio “Lenin de la Paz”, Giacomo Manzu. Juan XXIII dijo:
“No veo ninguna razón por la que un cristiano no pueda votar por un marxista si encuentra que es más apto para seguir una línea política y destino histórico”.
[P. Joaquin Arriaga, The New Montinian Church, Brea, Ca., p. 570.].
JUAN XXIII ELOGIADO POR MASONES Y COMUNISTAS DURANTE SU “PONTIFICADO”
La encíclica “Pacen in terris” de Juan XXIII fue elogiada por los mismos líderes masónicos como siendo un documento masónico. Estos son sólo algunos ejemplos:
Esta es una cita del Boletín Masónico, el órgano oficial del Consejo Supremo del grado 33 del antiguo y aceptado rito escocés de la masonería, para el distrito masónico de los Estados Unidos de México, ubicado en el 56 de la calle Lucerna, en el DF de México (año 18, n° 220, mayo de 1963):
“En términos generales, la encíclica “Pacem in terris”, dirigida a todos los hombres de buena voluntad, ha inspirado consuelo y esperanza. Se elogia universalmente tanto a los países democráticos como a los comunistas. Sólo las dictaduras católicas han fruncido el ceño y distorsionado su espíritu. Muchos conceptos y doctrinas contenidas en ella nos son familiares. Las hemos oído de ilustres racionalistas, liberales y hermanos socialistas. Después de considerar cuidadosamente el significado de cada palabra, podríamos decir que, no obstante la proverbial y típica basura literaria vaticana, la encíclica Pacem in terris es una vigorosa declaración de la doctrina masónica… no dudamos en recomendar su reflexiva lectura”.
[P. Joaquin Arriaga, The New Montinian Church, pp. 147-148.].
En el libro “Resurgence du Temple”, publicado y editado por los caballeros templarios (masones), 1975:149, la siguiente cita es de interés:
“El sentido de nuestra acción: continuar con la obra de Juan XXIII y de todos aquellos que lo han seguido en el camino hacia el universalismo templario”.
[A.D.O. Datus, “Ab Initio,” p. 60.].
JUAN XXIII Y LOS JUDÍOS
Juan XXIII también hacía cosas como detener su automóvil para bendecir a los judíos que salían de su adoración del “Sabbath”.
[George Weigel, Witness to Hope, New York, NY: Harper Collins Publishers, Inc., 1999, p. 484.].
Juan XXIII una vez saludó a unos visitantes judíos con las palabras:
“Yo soy José, vuestro hermano”.
[Bart McDowell, Inside the Vatican, Washington D.C.: National Geographic Society, 1991, p. 193].
Cuando consideramos la evidencia de que Juan XXIII era masón, que Juan XXIII comenzó el proceso de revolución contra la Iglesia Católica en el Vaticano II, y que el “pontificado” de Juan XXIII inició una nueva actitud revolucionaria hacia los judíos, entre otras cosas, el significado de su declaración a los judíos se hace clara. Juan XXIII —igual que José, que no era uno de los egipcios y se encontraba en el pináculo de la jerarquía de los egipcios— al decirles “Yo soy José, vuestro hermano” les estaba diciendo a los judíos que él era “José, su hermano” porque él era en realidad un judío infiltrado colocado en la más alta posición de la jerarquía de los cristianos (o eso parecía). Esa fue la manera críptica de Juan XXIII de revelar lo que realmente era: un antipapa conspirador al servicio de los enemigos de la Iglesia.
Juan XXIII dice que los judíos siguen siendo el pueblo escogido, lo que es herético. La frase “pérfidos judíos” era la expresión usada por los católicos en la liturgia del Viernes Santo hasta que Juan XXIII la eliminó en 1960.
La palabra pérfido significa “infiel”. “El Viernes Santo de 1963, el cardenal que fue el celebrante en San Pedro dijo las antiguas palabras (pérfidos judíos) por fuerza de la costumbre. Juan XXIII sorprendió a los fieles cuando lo interrumpió diciéndole “dilo de la nueva manera”.
Papa Benedicto XIV, A quo primum, 14 de junio de 1751:
“Otra amenaza para los cristianos ha sido la influencia de los infieles judíos… Ciertamente no es en vano que la Iglesia ha establecido la oración universal que es ofrecida, desde la salida del sol hasta su ocaso, por los judíos obstinadamente incrédulos, para que Dios levante el velo que cubre sus corazones y los saque de su oscuridad y los conduzca a la luz de la verdad”.
A un niño judío recién bautizado, Juan XXIII le dijo:
“Que al convertirte en católico no seas menos judío”.
En la noche de la muerte de Juan XXIII, el gran rabino de Roma y otros líderes de la comunidad judía, se reunieron con cientos de miles en la plaza de San Pedro para llorar su muerte. Esta es otra evidencia de que Angelo Roncalli era judío.
LA MUERTE DE JUAN XXIII
“Después de su muerte, el Vaticano envío el cuerpo de Juan XXIII donde Gennargentu Goglia y sus colegas para que lo embalsamaran. Goglia le inyectó en la muñeca y estómago diez litros de líquido para embalsamarlo y neutralizar cualquier descomposición. Esta es la razón por la que el cuerpo de Juan XXIII no se descompuso como los cuerpos normales. En enero de 2001, el cuerpo de Juan XXIII fue exhumado y colocado en un nuevo ataúd de cristal, a prueba de balas, donde ahora se exhibe en la basílica de San Pedro. El rostro y las manos de Juan XXIII fueron también cubiertos de cera”.
[Wendy Reardon, The Deaths of the Popes, p. 244].
Después de la muerte de Juan XXIII, numerosos documentos de comunistas, masones y judíos fueron enviados al Vaticano, expresando su tristeza por la muerte de Juan XXIII. Gente como Fidel Castro y Nikita Khrushchev enviaron mensajes de alabanza y de dolor.
Editorial de El Informador, del 4 de junio de 1963:
“La Gran Logia Occidental Mexicana de Libres y Aceptados Masones, con motivo del fallecimiento del Papa Juan XXIII hace pública su pena por la desaparición de este gran hombre que vino a revolucionar las ideas, pensamientos y formas de la liturgia católica romana. Las Encíclicas ‘Madre y Maestra’ y ‘Paz en la Tierra’ han revolucionado los conceptos en favor de los Derechos del Hombre y su Libertad. La humanidad ha perdido a un gran hombre, y los Masones reconocemos en él sus elevados principios, su humanitarismo y su condición de Gran Liberal”.
(Guadalajara, Jal, México, 3 de junio de 1963. Lic. José Guadalupe Zuno Hernández).
El masón de alto rango, Carl Jacob Burckhardt, escribió en el Journal de Geneve:
“Conocí muy bien al cardenal Roncalli. Él era un deísta y un racionalista cuya fuerza no radicaba en la capacidad de creer en milagros y en venerar lo sagrado”.
[A.D.O Datus, “AB INITIO,” p. 60.].
ORACIÓN MASÓNICA DEL PAPA JUAN XXIII
En el Congreso Masónico Mundial celebrado en la Ciudad de México DF, a mediados del mes de octubre de 1982, circuló entre los asistentes una oración realizada en 1966 por Juan XXIII, donde definitivamente acepta su filiación masónica. Esta oración fue redactada en la publicación del “Journal de Géneve” en su edición del día 09/08/1966:
“Señor y Gran Arquitecto, nosotros nos humillamos a tus pies e invocamos tu perdón por la herejía en el curso de reconocer en nuestros Hermanos Masones a tus seguidores predilectos. Luchamos siempre contra el Librepensamiento porque no habíamos comprendido que el primer deber de una religión, como afirmó el Concilio, consiste en reconocer hasta el derecho de no creer en Dios. Habíamos perseguido a todos aquellos que dentro de la propia Iglesia, habíanse distanciado del campo de la verdad, inscribiéndose en las Logias, despreciando todas las injurias y amenazas. Habíamos irreflexivamente acreditado que una señal de la cruz pudiese ser superior a Tres Puntos formando una pirámide. Por todo esto nos apenamos Señor y con tu perdón te rogamos nos hagas sentir que un Compás sobre un nuevo Altar puede significar tanto como nuestros viejos crucifijos. Amén.”
Un hereje, masón y comunista no puede ser miembro de la Iglesia Católica. Los hechos presentados aquí demuestran que Juan XXIII, el hombre que convocó el Concilio Vaticano II y comenzó la apóstata Iglesia conciliar, era claramente un hereje por lo cual no fue un Papa válido. Angelo Roncalli (Juan XXIII) era un acatólico, un antipapa conspirador, hereje, comunista, masón, modernista y apostata que nunca fue Papa a los ojos de Dios. Mas bien fue el Vicario de Satanás. Dicen que su cuerpo está incorrupto pero esto es falso. Algunas fuentes afirman que se le inyectó un químico para evitar la corrupción del cuerpo y otras fuentes afirman que lo que hay en su tumba es realmente un muñeco. De lo que no hay ninguna duda es que Dios jamás haría el milagro de mantener el cuerpo incorrupto de un masón, hereje, judío y modernista. El falso papa Francisco canonizó en 2013 a Juan XXIII utilizando como evidencias de su santidad falsos milagros que supuestamente se habían producido por su intercesión. Hoy miles de católicos consideran Santo a quien realmente fue un servidor de satanás.

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