Un Monje muy devoto al Rosario de la Santísima Virgen María, después de tanto tiempo rezando el Rosario, fue secuestrado en el Cielo, donde vio al Rey de los Angeles en la Gloria de Su Majestad. Frente a él había un Libro de Infinita Grandeza, en el que toda ciencia era completamente descrita.
La Virgen María dirigió a este siervo del Hijo, y le pidió a Su Hijo que leyera ese Libro. Leyó y, después de varias hojas, tuvo la plenitud de la ciencia. Cuando regresó a sí mismo, se maravilló y anhelaba saber si las cosas que había visto en la visión realmente habían sucedido. Así que miró los libros y todo estaba claro. Cuando habló con los otros Monjes, les superaba tanto, que pensaron que estaba endemoniado, ya que el diablo le hizo la guerra. Pero guardó estos dones a lo largo de su vida, y continuó enseñando, predicando y recitando siempre el Rosario de la Virgen María, hasta que llegó a los Reinos Eternos.
(De los escritos del Beato Alano de Rupe: “El Santísimo Rosario: El salterio de Jesús y de María”. (Libro 5).
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